Una de las grandes ventajas de Sibelius sobre otros editores de partituras es la posibilidad de importar un vídeo para hacer marcas sincronizadas en la partitura y crear una banda sonora. Actualmente es el único editor de partituras que puede hacer esto.
Sibelius First también permite hacerlo, pero con algunas funciones menos que pueden dar algún que otra dificultad.
La capacidad de importar vídeo implica también la de importar audio. Del mismo modo que importamos un archivo de vídeo, podemos importar un audio .wav, .aiff o .mp3. La razón es que el audio del vídeo está codificado en alguno de estos formatos, y Sibelius es capaz de leerlo.
Para importar un archivo de audio en un documento de Sibelius tenemos que ir a Reproducción>Vídeo>Añadir vídeo En el explorador buscamos nuestro documento de audio y lo importamos.
¿Porque razón Sibelius no informa de que puede importar audio? Es una cuestión de patentes. Los codecs de mp3 o wav no son libres. mp3 permite licencia de uso gratuita en programas gratuitos o de bajo coste. Por ejemplo Audacity exporta a mp3 y no paga por ello. Sin embargo Sibelius al ser un programa comercial de una gran compañía tendría que pagar una licencia por poder importar y exportar en mp3. El reproductor de vídeo que utiliza Sibelius es el del sistema operativo, que permite también abrir archivos de audio, así que aunque no lo incluyan explicitamente, esta función está en el programa.
El primer problema es que los archivos de audio suelen tener un silencio antes de comenzar el sonido. Este silencio hará que el audio pueda no estar sincronizado con la partitura. En Sibelius hay una función (el vídeo en Sibelius será objeto de un tutorial más detallado) para especificar la duración del silencio inicial y que el inicio de la partitura coincida con el inicio del archivo de audio. Pero esta es una de las diferencias entre Sibelius First y Sibelius.
Así las cosas podría parecer que Sibelius First tendría dificultades para ciertas tareas con el audio. Pero todo problema tiene su solución ingeniosa.
En primer lugar tenemos que determinar la duración de ese silencio inicial (o hacer que sea la que queremos en un editor de audio) Para ello abrimos el archivo de audio en un editor como Audacity y observando el inicio de la onda miramos en el marcador de tiempo cuánto dura.
Así que necesitamos crear un silencio de esa duración (o muy aproximada) 0,05 segundos antes de comenzar la reproducción de la partitura.
En nuestro ejemplo vamos a utilizar una pista de audio en la que están grabadas bajo y batería para una estructura básica de blues. En Sibelius crearemos la melodía y el patrón de acompañamiento del piano. Del mismo modo podríamos editar la notación de un solo, otros acompañamientos, variaciones de la melodía, etc. El archivo de audio nos da una referencia más real y nos permite trabajar con sonido "humano".
Para el silencio inicial crearemos un compás vació de breve duración que permita cubrir ese silencio. (En esto además de cálculos hay que hacer pruebas ya que el sistema operativo y cuestiones de latencia pueden hacer que no sea muy exacto el momento del inicio de reproducción)
El archivo tiene dos compases previos de metrónomo y el silencio inicial antes determinado. Así que los creamos en Sibelius.
Ocultamos si lo consideramos necesario la indicación de compás, la clave y un pentagrama vacío y maquetamos la partitura. Para obtener una partitura optimizada para impresión podemos utilizar versiones, una vez terminado el archivo sincronizado con el audio lo guardamos como versión y eliminamos los compases previos de sincronización y metrónomo para obtener una partitura limpia.
Así sonaría el resultado tras los pasos anteriores de manera que hemos añadido al audio mediante notación la melodía y el acompañamiento del piano:



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